The Power of Being a Veterinarian
Maria Esteras, DVM
International Program Specialist
Office of International Coordination, Food Safety and Inspection Service
Every one of us can relate to this. Why did you want to be a veterinarian? That seems to be the most frequently asked question when I tell someone I am a veterinarian. It always makes me reflect on why I became a veterinarian. I guess my answer to that question would be that I wanted to be a veterinarian because I love animals. Seems like an obvious and straightforward answer, right? The next question that usually follows that response is, what clinic do you practice at? Now that question has a very interesting answer and as I get ready to respond, my memories take me back to when I graduated from veterinary school.
I remember being so excited about starting my equine medicine and surgery internship in Florida. My goal was to be an equine surgeon and I could not wait. My excitement helped mask my exhaustion from long days and nights at work. To this day, my husband insists that I never lived in Florida, I lived at the veterinary hospital for one year. After my internship, I joined a practice to start up the surgical side of their practice. Once again, my excitement took over and it wasn’t until I had an ”ah-ha” moment during an emergency call that I realized I needed a change. But what do I do? Where do I go? Isn’t private practice what I am supposed to do?
This was the rollercoaster ride I was on while deciding what to do. One of my good friends and classmate from veterinary school suggested I look in USAJOBS to see what was available. Government?! “Just look, it can’t hurt.” Luckily, I followed her advice and came across the USDA Food Safety and Inspection Service (FSIS). Was this anywhere close to what I, my family, or friends thought I would be doing with my degree? No. Was this anywhere close to what society thinks I should be doing with my degree? No. Noticing a pattern? It was a difficult decision for me to make but I decided to give it a try, expecting to not like it and already thinking that I would eventually have to go back to private practice even though it was not a good fit for me. I found myself having to justify my decision to family and friends, explaining how my degree and my education was impacting public health, animal health, and the world. Although it seems like only yesterday, that was 15 years ago. I found in FSIS a public health career I am passionate about where I can use my knowledge and skills, and where I can grow and develop further than I ever imagined as a DVM. I have ensured animal welfare, protected public health, managed recalls, assisted with outbreak traceback activities, responded to Congressional inquiries, helped vaccinate the public during the COVID-19 pandemic, helped shape public policy, created new programs and opportunities for veterinarians, and represented the U.S. in international trade negotiations. I found work-life balance, incredible benefits, and flexible schedules.
Remember that second question I get asked when I say I am a veterinarian? My answer is, I don’t work in private practice. I work in public health. I have used my degree to fulfill my veterinary oath of ensuring animal welfare and protecting public health.
So many of us, and society in general, have a picture of what a veterinarian should be doing. Most people think of veterinarians in a white coat, playing with puppies and kittens. Then there’s those that work on cows and horses, but that’s about it. The thought of a veterinarian doing something other than private practice has a negative connotation and tends to be associated with failure. We receive this silent and subliminal message through media outlets that portray what a veterinarian does, during veterinary school, from veterinary groups, etc. It comes from so many sources that we decide it must be true. We are so hard on ourselves, sometimes self-destructive, when we want to find a path away from private practice where we can utilize our education. If you take away one thing from my story, let it be this.
Find what you love, find what makes you happy. We work extremely hard for many years to achieve our dream of becoming veterinarians and we should feel happy and excited in our medical career choices, rather than guided by external pressures from society and family notions of what defines us as veterinarians. The possibilities are endless with your background and education. We can do anything. YOU can do anything and everything. Never underestimate yourself.
ESPANOL – El Poder de los Médicos Veterinarios
Cada uno de nosotros puede identificarse con esto. ¿Por qué quisiste ser veterinaria? Esa parece ser la pregunta más frecuente cuando le digo a alguien que soy veterinaria. Siempre me hace reflexionar sobre por qué me hice veterinaria. Supongo que mi respuesta a esa pregunta sería que quería ser veterinaria porque amo a los animales. Parece una respuesta obvia y sencilla, ¿verdad? La siguiente pregunta que suele seguir a esa respuesta es: ¿en qué clínica ejerce? Ahora esa pregunta tiene una respuesta muy interesante y mientras me preparo para responder, mis recuerdos me llevan a cuando me gradué de la escuela de veterinaria.
Recuerdo estar muy entusiasmada por comenzar mi pasantía en medicina y cirugía equina en Florida. Mi objetivo era ser cirujana equina y no podía esperar. Mi entusiasmo ayudó a enmascarar mi cansancio por los largos días y noches de trabajo. Hasta el día de hoy, mi marido insiste en que nunca viví en Florida, viví en el hospital veterinaria durante un año. Después de mi pasantía, me uní a una práctica para iniciar la parte quirúrgica de su práctica. Una vez más, mi entusiasmo se apoderó de mí y no fue hasta que tuve un momento de claridad durante una llamada de emergencia que me di cuenta de que necesitaba un cambio. ¿Pero qué hago? ¿A dónde voy? ¿No es la práctica privada lo que se supone que debo hacer?
Esta fue la montaña rusa en la que me encontraba mientras decidía qué hacer. Una de mis buenas amigas y compañera de clase en la escuela de veterinaria me sugirió que buscara en USAJOBS para ver qué había disponible. ¡¿Gobierno?! “Solo mira, no puede hacer daño”. Afortunadamente, seguí su consejo y encontré el Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria, Food Safety and Inspection Service (FSIS) del USDA. ¿Se acercaba esto a lo que mi familia, amistades y yo pensamos que haría con mi título? No. ¿Estuvo esto cerca de lo que la sociedad cree que debería hacer con mi título? No. ¿Notas un patrón? Fue una decisión difícil para mí, pero decidí intentarlo, esperando que no me gustara y pensando que eventualmente tendría que volver a la práctica privada a pesar de que no era una buena opción para mí. Me encontré teniendo que justificar mi decisión ante familiares y amigos, explicando cómo mi título y mi educación estaban impactando la salud pública, la salud animal y el mundo. Aunque se siente como solo ayer, ya van 15 años que tome esa decisión. Encontré una carrera que me apasiona, donde puedo utilizar mis conocimientos y habilidades, y donde puedo crecer y desarrollarme más de lo que jamás imaginé como veterinaria. He garantizado el bienestar animal, protegido la salud pública, administrado retiros de alimento, asistido con actividades de rastreo de brotes, respondido a preguntas del Congreso, ayudado a vacunar al público durante la pandemia de COVID-19, ayude a formar pólizas gubernamentales, creado nuevos programas y oportunidades para veterinarios y representado a la Estados Unidos en las negociaciones comerciales internacionales. Encontré un equilibrio entre la vida laboral y personal, beneficios increíbles y horarios flexibles.
¿Recuerdan la segunda pregunta que me hacen cuando digo que soy veterinaria? Mi respuesta es que no trabajo en la práctica privada. Trabajo en salud pública. He utilizado mi título para cumplir mi juramento veterinario de garantizar el bienestar animal y proteger la salud pública.
Muchos de nosotros, y la sociedad en general, tenemos una idea de lo que debería hacer un veterinario. La mayoría de la gente piensa en veterinarios con bata blanca, jugando con cachorros y gatitos. Luego están los que trabajan con vacas y caballos, pero eso es todo. La idea de que un veterinario haga algo más que la práctica privada tiene una connotación negativa y tiende a asociarse con el fracaso. Recibimos este mensaje silencioso y subliminal a través de los medios de comunicación que retratan lo que hace un veterinario, durante la escuela de veterinaria, de grupos de veterinarios, etc., etc. Proviene de tantas fuentes que decidimos que debe ser cierto. Somos muy duros con nosotros mismos hasta el punto de autodestrucción cuando queremos encontrar un camino lejos de la práctica privada donde podamos utilizar nuestro título. El mensaje que quiero darles a través de mi historia es el siguiente.
Encuentra lo que amas, encuentra lo que te hace feliz. Trabajamos muy duro durante muchos años para lograr nuestro sueño de convertirnos en veterinarios y debemos sentirnos felices y entusiasmados con nuestras elecciones de carrera médica, en lugar de guiarnos por presiones externas de la sociedad y las nociones familiares de lo que nos define como veterinarios.
Las posibilidades son infinitas con tu título. Podemos ser exitosos en cualquier cosa. TÚ puedes hacer cualquier cosa y lo puedes hacer todo. Nunca te subestimes.